Sobre la aplicación del Convenio de la Haya de sustracción
de menores
El caso de Granada, está teniendo un efecto pedagógico
extraordinario en este país.
Muchísima gente, medios incluso,
se han enterado a nivel nacional, de la existencia de un tipo de maltrato
infantil que apenas se visibiliza en los medios y en la clase política: el
secuestro de niños por parte de un progenitor en un caso de separación y/o
divorcio.
Ya desde el año 2002 el Consejo
General del Poder Judicial viene reconociendo el secuestro parental como una de
las formas de maltrato infantil más crueles.
Además, este caso, ha servido
para que mucha gente conozca que existen normas internacionales que son
aplicables como si fueran normas internas, incluyendo muchos profesionales del
derecho que apenas han tenido oportunidad de tener un caso así.
También hemos descubierto a
políticos y políticas relevantes, que ignoran (u obvian) los tratados
internacionales en un alarde irresponsabilidad política sin precedentes, tal
como si estuvieran en un país bananero.
No digamos de los representantes
políticos de todos los partidos del pueblo de Maracena en Granada que, en un
alarde de “porque yo lo valgo” aprueban una declaración institucional llamando
a la desobediencia, no civil, sino algo mucho más grave e irresponsable. Llamando
a la desobediencia de un tratado de las Naciones Unidas, como es el Convenio de
la Haya y, de forma indirecta, llamando a la desobediencia de la normativa
europea (Convenio Bruselas II, III y revisado)
Pero, como andaluz, la mayor
vergüenza que he pasado este verano (vergüenza ajena) ha sido comprobar que, la
vida de muchas mujeres maltratadas está en manos de unas incompentes asesoras
de centros de la mujer, como el de Maracena.
Viendo las actuaciones
judiciales, no tengo más remedio que sentir vergüenza por la actuación
profesional de algunas compañeras y compañeros en este caso, no solo del
desconocimiento de la legislación de protección de menores en el ámbito
internacional privado, sino incluso de las normas procesales más básicas.
Me sorprendió que un letrado de
Madrid salia en la tele, aconsejando a su cliente a presentarse en el Juzgado y que, también aconsejaba
públicamente que cumpliera las órdenes judiciales, siguiera en el caso frente a
la rebeldía de su cliente.
Desde ahora se le relacionará a dicho
despacho de abogados por haber asesorado a una madre, una persona que no cumple las
leyes ni las resoluciones judiciales, y un despacho de abogados que defiende
ello mismo. Lo más razonable para dicho despacho hubiera sido renunciar al
caso.
No podemos dejar atrás el papel
vergonzoso para las FCSE, de la policía judicial o la vergüenza para la FGE del
trabajo de la fiscalía en este caso, al menos en su última fase.
Los primeros, por no poner
interés en buscar a unos niños sustradios por sus madre, alegando que es un caso más, cuando todos
sabemos que no lo es. Desconocemos si ha recibido presión alguna la jefatura de
la policía judicial de Granada para no hacer su trabajo. Lo que queda patente ante
la opinión pública, es que su imagen ha quedado tocada y, espero que desde el
Ministerio se depuren responsabilidades.
Y no hay que dejar atrás el papel
de la Fiscalía que, pese a recibir la petición de auxilio de un progenitor que
pide que se busquen a sus hijos desaparecidos, no la curse a la Secretaría de
Estado de Seguridad (la SES) impidiendo que se ponga en marcha la alerta de
niños desaparecidos.
Si Ud. es madre o padre en
Granada, rece por que su hijo no desaparezca en Granada, porque el que se
encuentre o no su hijo, dependerá del trabajo de estos profesionales que he
mencionado.
Muchos de los lectores se
preguntarán que cómo es posible todo este cúmulo de despropósitos.
En mi opinión, todo ocurre porque
se ha sustituido el principio de legalidad y los valores democráticos tales
como el respeto a las resoluciones judiciales o el valor democrático más
simple, como es el de respetar las leyes, en nombre de una ideología que está
haciendo mucho daño a esta sociedad: la ideología de género.
Para instaurarse en nuestro país,
esta ideología ha usado como bandera a las mujeres asesinadas y maltratadas.
Pero el efecto perverso de cuando
una ideología, sea cual sea, se apodera del poder político, de las leyes, y de
los servicios públicos, como ha ocurrido en España desde el 28 de diciembre de
2004 (día de los santos inocentes) día que se atacó el sistema democrático en
nuestro país, desechando el principio de presunción de inocencia de nuestro
derecho. Y ya sabemos cómo terminan las cosas cuando esto ocurre.
Lo hemos visto en España durante
el Franquismo, en la Italia de Mussolini, en la Alemania Nazi, en la Rusia de
Stalin, en la Argentina o en la Chile de las desapariciones, en la Yugoslavia
de Milosevich, en Ruanda, Kenia, “Guantánamos”, Congo, y en demasiados lugares
y tiempos que prefiero no traer a mi memoria.
Y es que en España, queridos
lectores, la democracia está herida gravemente, intoxicada de una ideología que
está destrozando el tejido social del país, como es la ideología de género.
Ya se ha introducido en los
partidos y sindicatos, en el Congreso y en el Senado, en los parlamentos
autonómicos, en los ejecutivos de las CCAA, en los ayuntamientos, en las
escuelas, en las universidades, en los hospitales, en los medios, y lo que es
peor, en la sociedad en su conjunto.
Es como si el símbolo del “Yugo y
las Flechas” resurgiera ahora, pero disfrazado de defensa de los derechos de
las mujeres, cuando lo que existe es un ansia de poder político y social bajo
el paraguas de más de 900 cadáveres de mujeres asesinadas.
En las escuelas ya no se enseña
formación del espíritu nacional, afortunadamente, pero lo hemos sustituido por formación
en ideología de género.
Hemos llegado a ver cómo Jueces
del TSJ de Andalucía, o el de TSJ de Canarias, aplicaban las leyes bajo una
perspectiva de la ideología de género. En un caso se aplicaba a un extranjero sin
papeles (refugiado) una agravante por tener una cultura “machista”, y en el
caso de Canarias, una magistrada canaria ha querido pasar a la historia por
querer ser la primera persona que condena a un muerto, sin que éste,
lógicamente, haya podido defenderse.
Y como digo, al hilo del
contenido de este artículo, la incompetencia de muchos de los actores en el caso
de una "madre coraje" de Granada, viene fundamentado en que se ha primado la defensa de la
“causa” de una determinada ideología, sobre la defensa de los derechos
individuales de la propia madre.
Tanto es así, que la propia asesora
de un Ayuntamiento decía hace unos días en la TV, que este caso
estaba perjudicando mucho a la “causa”, criticando a los medios por dar voz al
padre y a su versión de los hechos.
Esto me recuerda a cuando en la
época franquista, la resistencia al mismo era acallada, perseguida y tenía que
irse al exilio, en el mejor de los casos.
La asesora de Granada ha querido
ser la imagen de la causa feminista más radical, y le ha salido mal. Ha salido
de su acomodado despacho donde ordena y manda su realidad, donde nadie se
atreve a llevarle la contraria, porque ella es la comisaria y depositaria de la
verdad de la ideología de género. Pero, cuando sale a los medios como defensora
universal de los derechos de las mujeres, en este caso de Granada, es entones
cuando comprende que estamos en un sistema democrático, con medios más o menos
libres y comprende al fin, que los opositores a su ideología de género tienen
voz y voto también, y pueden defenderse públicamente. Y lo que es mejor, pueden
denunciar los abusos de unos lugares llamados centro de la mujer, que podrían
saltarse las leyes impunemente.
Trabajos como los que desarrollan
desde los centros de la mujer en toda España, provocan con su incompetencia,
que surjan movimientos, aún muy reducidos, afortunadamente, de personas y
grupos de personas con mensajes misóginos inaceptables, como alguna asociación minoritaria
que usa términos como feminazis o palabras aún más feas.
Hemos descubierto que se pude
perdonar democráticamente a un terrorista, a un asesino de masas, a una asesina
de niños, con la mecánica de la reinserción y la vuelta a la vida civil con
todos sus derechos una vez cumplida su pena con la sociedad, saliendo de la
cárcel.
Pero desde los medios, las RRSS,
se ha lanzado la idea totalitaria de que un hombre condenado a 3 meses en una
dudosa condena por conformidad, debe ser considerado como condenado a una cadena
perpetua civil, con impedirle para siempre su acceso a decirle a sus hijos un
simple “buenas noches” al acostarlos.
Terroristas condenados por matar
a niños en el País Vasco o en Cataluña, tras salir de la cárcel han podido, sin
embargo, recuperar la vida junto a sus hijos y nadie alza voz.
Como vemos, este caso, va a
representar un antes y un después en la implantación de forma totalitaria de la
ideología de género en este país. Al menos, eso espero.
Y este artículo tiene una sola
intención, que es denunciar públicamente, que la vida de muchas mujeres
dependen de estos incompetentes centros de la mujer que existen en casi cada
ayuntamiento de España, y son los lugares más cercanos a donde puede acudir una
mujer a pedir ayuda, pero los miles de mujeres se encuentran con que son lugares
en los que realmente se defiende una
causa o ideología (la de género), pero no a las personas y sus derechos
individuales.
Algunos ayuntamientos y
Comunidades autónomas son tan conscientes del rechazo popular a estos centros
ideologizados que, en los últimos años les han cambiado el nombre por otros que
“parecen” más neutros, tales como Equipos de Tratamiento Familiar (los ETF de
Andalucía), Centros de Información, Centros de mediación familiar, etc. pero como
decía mi abuela: “la mona, aunque se vista de seda, mona se queda”.
El caso de Granada, ha sacado a la luz pública no
sólo la incompetencia de estos centros de la mujer, sino que éstos incitan a
rechazar los valores democráticos como son el principio de legalidad y el
respeto a las resoluciones judiciales.
Por eso me preocupa muy mucho que
la Subcomisión de Igualdad del Congreso, acabe de aprobar a finales de Julio,
unas medidas en el Gran Pacto de Estado, entre los que se recoge devolver todo
el poder asistencial y entregar toda la responsabilidad de la asistencia
primaria a mujeres maltratadas, a estos centros de la mujer de los ayuntamientos.
No debemos olvidar que esto ya
ocurrió en 2004 con la LO 1/2004, y que fue partir de ese año cuando el número
de asesinatos de mujeres, se incrementó, por lo que preveo que tras este pacto
de estado, el número de víctimas seguirá en aumento, salvo que decidan manipular
las estadísticas para justificarse políticamente. Pero ya sabemos que esto
nunca pasa.
Para terminar, debo decir que
comparto la idea de mi amigo A. Céspedes, cuando afirma que El Gobierno lo
tiene difícil para indultar a ésta madre en un futuro, si resultase condenada por algún
delito, ya que la ley impide indultar si el Gobierno ha tomado partido por una
delincuente condenada posteriormente, apoyo que dio justo en el momento en que
estaba cometiendo el delito. Añado a esta idea que es como si el Gobierno de Rajoy,
indultase a Bárcenas tras resultar condenado.
Espero que este articulo sirva para
que algunos puedan abrir los ojos, y no sigan permitiendo que una ideología, sea
la que sea, se vaya apoderando de la vida de todos los españoles en todos los
ámbitos de sus vidas, excluyendo en sus derechos, a los que piensan diferente.
Todos rechazamos ideologías que
discriminen a otros por razón de raza, credo, edad, opinión, sexo, etc. Sin
embargo, a la ideología de género que excluye a quienes piensan diferente a
ella, le estamos permitiendo que se meta en nuestra propia casa y, lo que es
peor, en nuestras instituciones, políticas, sociales, educativas y judiciales.
Sevilla, verano 2017.-
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