mediación en violencia familiar (A Coruña 2008)
LA MEDIACIÓN FAMILIAR ¿HERRAMIENTA CONTRA LA VIOLENCIA?
Siendo abogado de familia desde hace muchos años, comencé allá por principios de los noventa, a interesarme por esta metodología de trabajo en conflictos familiares, que ahora está tan de moda, y que se llama mediación o como a mi me gusta llamarlo, sistema de trabajo de resolución alternativa de conflictos para la búsqueda de soluciones alternativas a dichos conflictos, que no tradicionales.
Y me explico, las dinámicas familiares, al igual que las sociales han ido cambiando a un ritmo vertiginoso en las últimas décadas, y lo que antes se entendía que era una familia, ahora resulta que no, que hay muchos tipos de familias. Las tradicionales, las extensas, las nucleares, las monoparentales, las desestructuradas, las reestructuradas, las reconstituídas, etc. Ósea, que ya no sabemos muy bien que es una familia. Por ello, entiendo que las soluciones tradicionales a problemas nuevos no sirven. Y eso es lo que se hace desde hace mas de 30 años en nuestro país, dar soluciones pensadas para familias tradicionales, a familias que no lo son.
Entre todo este entramado, nos encontramos también con que el contrato social entre hombres y mujeres ha cambiado, y los roles de género han cambiado, hasta tal punto que las mujeres se incorporan al mundo laboral, y los hombres al mundo de lo privado, pero todo ello sin puente intermedio. Todo ello ha sido como un gran salto al vacío.
Mujeres y hombres educados de forma tradicional, y con fuertes convicciones culturales sobre lo que debe ser una mujer y lo que debe ser un hombre, de pronto se encuentran en una sociedad donde todo eso que se ha aprendido ya no sirve.
Ellas y nosotros nos encontramos descolocados y desorientados, a saber: Ellas porque han luchado y luchan por ser tratadas como iguales en un mundo (el publico y masculino) al que en su discurso rechazan (mundo machista y modelos patriarcales). Nosotros, porque no sabemos qué quieren realmente las mujeres de nosotros, ya que si nos comportamos como mas sensibles, pronto se cansan de tanta sensibilidad masculina y buscan un hombre mas masculino o macho, y llegan a suspirar por modelos como Brad Pitt en tal película donde aparece como un personaje totalmente machista.
En resumen, que al final, todos y todas desorientados, y los que mas, los que viven en pareja y se han acostumbrado a relacionarse con roles tradicionales de género.
Los hombres viven con gran inseguridad este nuevo proyecto de contrato social entre hombres y mujeres, y sobre todo a la hora de afrontar una situación de ruptura matrimonial, sobre todo en los últimos años, donde leyes injustas otorgan supuestamente todo a las mujeres. Casa, niños, pensiones, etc. Y ellos saben que se tendrán que ir a la calle y con lo puesto.
Ante la inmediata pérdida de todo aquello material y no material (casa, hijos, coche, dinero, esposa, etc.) que se supone que era por lo que debían luchar toda su vida, los hombres sienten miedo, y del miedo a la inseguridad y de ahí a la rabia hay un pequeño paso, y de ahí a la falta de control de la ira otro mas pequeño. Esto da lugar al uso de la fuerza para atajar la amenaza que sienten que les viene desde su pareja.
Este es un perfil demasiado usual en nuestro país ante un conflicto de pareja. De todo ello, el resultado es el uso de la violencia como forma de resolver los problemas con su pareja. Violencia física o psíquica.
La mayoría de aquellas situaciones donde el uso de violencia es continuada en el tiempo o denominada maltrato habitual, son fruto de la inseguridad de los hombres ante los cambios en los roles de género.
Si el modelo que han vivido en casa desde pequeños es que las esposas y madres tienen un determinado rol y son consideradas inferiores frente a la figura masculina y esposo mantenedor y controlador de todo, y pretendemos que cambien su modelo en tan poco tiempo y sin ninguna actuación pública, no podemos actuar tan a la ligera como se está haciendo.
Las feministas exigen el cambio de los hombres, pero en que lugar se imparten clases para que aprendan estos cambios. Si comparamos los recursos sociales de apoyos a mujeres con los destinados a los hombres en nuestro país, veremos que unos son cuantiosos y los otros inexistentes. Es como pretender que los niños aprendan inglés obligatorio en el colegio e instituto, sin ponerles ningún profesor, mientras que a las niñas si se les pone profesor desde el comienzo, y luego se les exige a ambos sexos que sepan el mismo nivel de inglés.
¿Cómo vamos a exigir el cambio a los chicos en este contexto?
Tras estas reflexiones, vayamos al tema de la violencia.
Debemos separar en este contexto aquellas situaciones que significan que existe violencia, de aquella en la existe un conflicto de intereses o pareceres. Para explicarlo mejor, debemos diferenciar aquellas situaciones donde hay una discusión puntual y los dos se empujan mutuamente bajo un prisma de hecho puntual entre ciudadanos iguales, de aquellas conductas donde partiendo de la premisa de la desigualdad entre las partes, una de ellas se ve sometida sistemáticamente a la voluntad de la otra parte, bien por el uso de la fuerza física (golpes) bien por la psicológica (control de la vida, del dinero, de las amistades, aislamiento de la familia, etc.)
Desde nuestra óptica de trabajo, creemos que la mediación es una herramienta muy positiva, e incluso me atrevería a decir que las mas eficaz que conozco, para trabajar en situaciones de violencia doméstica en sus primeros episodios, esto es, cuando se dan situaciones puntuales de violencia, y no existe una intencionalidad por ninguna de las partes de hacer daño a la otra, y aún no aparece un desequilibrio de poder importante.
En este tipo de situaciones partimos de la base que no se ha producido aún un desequilibrio del poder tal que no permita la mediación. La mediación es además una forma pacifica frente a otros sistemas de resolución de conflictos, como son la justicia (violenta por ser impuesta desde una posición de poder) la arbitral al igual que la anterior, o la negociadora y la conciliadora, que lo que hacen es proponer soluciones desde fuera del contexto familiar.
La mediación en cambio es una metodología de trabajo que busca el entendimiento de las partes en una esfera de dialogo entre iguales, y donde las soluciones y compromisos se adquieren y vienen impuestas por las mismas partes en conflicto, y no por terceras personas.
Ello hace que el éxito del cumplimiento de los compromisos adquiridos en el proceso y los acuerdos que se alcanzan mediante mediación sea cercano al 98% en países como Noruega, Finlandia o Canadá. Los acuerdos alcanzados en otros sistemas de trabajo, como la negociación, conciliación o la vía judicial, solo llegan al 35% de cumplimiento.
No debemos olvidar que la mediación posee en si misma un efecto terapéutico, ya que en dicha metodología de trabajo se trabaja la empatía, la asertividad, la connotación en positivo, la reformulación del conflicto desde perspectivas distintas, etc.
Tampoco debemos olvidar que la mediación, desde mi punto de vista tiene en si misma un efecto educativo, en el sentido de que haga reflexionar al hombre y la mujer sobre los nuevos roles de género y el nuevo papel de cada uno en una relación. Esta faceta de la mediación en violencia doméstica, ayuda mas al victimario que a la víctima, y además ayudarán mas a las futuras parejas del victimario.
En mediación, como en otros ámbitos, las partes están enfrentadas con posiciones contrarias, y verdades distintas. Es como si vemos un accidente de coche o una falta en un partido de futbol, y según a quién preguntemos, habrá visto una cosa u otra.
Por ello, creemos que siguiendo las experiencias de otros países y las que aquí se han llevado a cabo en ámbitos privados, debemos darle una oportunidad a la mediación como método de trabajo para estos casos de violencia.
¿Qué hacemos con los casos mas graves de violencia de genero? ¿Agravar las penas como hasta ahora?, no es que haya dado buenos resultados.
Aprobar leyes discriminatorias en excesos de tipos de discriminación positiva no ha traído la solución a esta lacra, y creo que nadie puede negarlo.
Cual es la respuesta?, cual la solución?
No puedo pretender decir que la mediación sea la solución, pero si sería un elemento muy importante que podría atender a mas del 80% de las situaciones que lo que hoy se han maldefinido violencia machista.
Constituir en cada ciudad mayor de 100 habitantes un centro de mediación, atendido por un profesional que ante cualquier noticia de un conflicto familiar e incluso no familiar, atienda de forma rápida y eficaz a la familia o pareja en donde hay un conflicto, pero no para darles ayuda de papá Estado, o de Papa Ayuntamiento o Comunidad, sino que les ayude a encontrar ellos mismos, la solución a su problema. De esta forma evitamos que comience la espiral de la violencia en muchos casos, cortándola desde el principio.
Crear grupos de trabajo en ayuntamientos de información de sistema de resolución de conflictos familiares, e impartir clases informativas en colegios y escuelas, formando en técnicas de mediación a profesorado y alumnos, evitando así que sigamos educando a futuros maltratadores.
Crear un grupo de trabajo a nivel autonómico para el control de los contenidos que entrañan e incluso llegan a justificar, relaciones de desigualdad y de violencia en televisiones públicas y privadas, así como en películas en cines.
Para aquellos que niegan la mediación en los casos de violencia de género, debo recordar que la mayoría de nuestro país estuvo en la calle manifestándose contra la guerra de IRAK porque no parecía humano resolver un problema con el uso de balas y bombas, y además nadie me negará que casi todos los aquí presentes estuvimos a favor de que se negociara una salida al genocidio de la antigua Yugoslavia, o que estamos de acuerdo que el genocidio de Palestina acabe de una vez por todas.
Los agresores son seres humanos y la Declaración Universal de Los derechos Humanos es aplicable también a ellos.
¿Quién no se ha pegado alguna vez con una hermana, con una amiga, o le ha dado un cachete a su hijo o hija pequeña? Por ello, somos maltratadores? pues si, nuestra actual y nefastas leyes dicen que si, que somos unos delincuentes que solo tendríamos derecho a ir a la cárcel muchos años.
Creo que esta no es la respuesta acertada, y por eso creo que la mediación, la cultura del diálogo, de la educación en igualdad y el respeto a los demás, si es la respuesta adecuada para afrontar la violencia.
Jose Luis Sariego Morillo
Abogado de Familia
Mediador Familiar
Sevilla
Siendo abogado de familia desde hace muchos años, comencé allá por principios de los noventa, a interesarme por esta metodología de trabajo en conflictos familiares, que ahora está tan de moda, y que se llama mediación o como a mi me gusta llamarlo, sistema de trabajo de resolución alternativa de conflictos para la búsqueda de soluciones alternativas a dichos conflictos, que no tradicionales.
Y me explico, las dinámicas familiares, al igual que las sociales han ido cambiando a un ritmo vertiginoso en las últimas décadas, y lo que antes se entendía que era una familia, ahora resulta que no, que hay muchos tipos de familias. Las tradicionales, las extensas, las nucleares, las monoparentales, las desestructuradas, las reestructuradas, las reconstituídas, etc. Ósea, que ya no sabemos muy bien que es una familia. Por ello, entiendo que las soluciones tradicionales a problemas nuevos no sirven. Y eso es lo que se hace desde hace mas de 30 años en nuestro país, dar soluciones pensadas para familias tradicionales, a familias que no lo son.
Entre todo este entramado, nos encontramos también con que el contrato social entre hombres y mujeres ha cambiado, y los roles de género han cambiado, hasta tal punto que las mujeres se incorporan al mundo laboral, y los hombres al mundo de lo privado, pero todo ello sin puente intermedio. Todo ello ha sido como un gran salto al vacío.
Mujeres y hombres educados de forma tradicional, y con fuertes convicciones culturales sobre lo que debe ser una mujer y lo que debe ser un hombre, de pronto se encuentran en una sociedad donde todo eso que se ha aprendido ya no sirve.
Ellas y nosotros nos encontramos descolocados y desorientados, a saber: Ellas porque han luchado y luchan por ser tratadas como iguales en un mundo (el publico y masculino) al que en su discurso rechazan (mundo machista y modelos patriarcales). Nosotros, porque no sabemos qué quieren realmente las mujeres de nosotros, ya que si nos comportamos como mas sensibles, pronto se cansan de tanta sensibilidad masculina y buscan un hombre mas masculino o macho, y llegan a suspirar por modelos como Brad Pitt en tal película donde aparece como un personaje totalmente machista.
En resumen, que al final, todos y todas desorientados, y los que mas, los que viven en pareja y se han acostumbrado a relacionarse con roles tradicionales de género.
Los hombres viven con gran inseguridad este nuevo proyecto de contrato social entre hombres y mujeres, y sobre todo a la hora de afrontar una situación de ruptura matrimonial, sobre todo en los últimos años, donde leyes injustas otorgan supuestamente todo a las mujeres. Casa, niños, pensiones, etc. Y ellos saben que se tendrán que ir a la calle y con lo puesto.
Ante la inmediata pérdida de todo aquello material y no material (casa, hijos, coche, dinero, esposa, etc.) que se supone que era por lo que debían luchar toda su vida, los hombres sienten miedo, y del miedo a la inseguridad y de ahí a la rabia hay un pequeño paso, y de ahí a la falta de control de la ira otro mas pequeño. Esto da lugar al uso de la fuerza para atajar la amenaza que sienten que les viene desde su pareja.
Este es un perfil demasiado usual en nuestro país ante un conflicto de pareja. De todo ello, el resultado es el uso de la violencia como forma de resolver los problemas con su pareja. Violencia física o psíquica.
La mayoría de aquellas situaciones donde el uso de violencia es continuada en el tiempo o denominada maltrato habitual, son fruto de la inseguridad de los hombres ante los cambios en los roles de género.
Si el modelo que han vivido en casa desde pequeños es que las esposas y madres tienen un determinado rol y son consideradas inferiores frente a la figura masculina y esposo mantenedor y controlador de todo, y pretendemos que cambien su modelo en tan poco tiempo y sin ninguna actuación pública, no podemos actuar tan a la ligera como se está haciendo.
Las feministas exigen el cambio de los hombres, pero en que lugar se imparten clases para que aprendan estos cambios. Si comparamos los recursos sociales de apoyos a mujeres con los destinados a los hombres en nuestro país, veremos que unos son cuantiosos y los otros inexistentes. Es como pretender que los niños aprendan inglés obligatorio en el colegio e instituto, sin ponerles ningún profesor, mientras que a las niñas si se les pone profesor desde el comienzo, y luego se les exige a ambos sexos que sepan el mismo nivel de inglés.
¿Cómo vamos a exigir el cambio a los chicos en este contexto?
Tras estas reflexiones, vayamos al tema de la violencia.
Debemos separar en este contexto aquellas situaciones que significan que existe violencia, de aquella en la existe un conflicto de intereses o pareceres. Para explicarlo mejor, debemos diferenciar aquellas situaciones donde hay una discusión puntual y los dos se empujan mutuamente bajo un prisma de hecho puntual entre ciudadanos iguales, de aquellas conductas donde partiendo de la premisa de la desigualdad entre las partes, una de ellas se ve sometida sistemáticamente a la voluntad de la otra parte, bien por el uso de la fuerza física (golpes) bien por la psicológica (control de la vida, del dinero, de las amistades, aislamiento de la familia, etc.)
Desde nuestra óptica de trabajo, creemos que la mediación es una herramienta muy positiva, e incluso me atrevería a decir que las mas eficaz que conozco, para trabajar en situaciones de violencia doméstica en sus primeros episodios, esto es, cuando se dan situaciones puntuales de violencia, y no existe una intencionalidad por ninguna de las partes de hacer daño a la otra, y aún no aparece un desequilibrio de poder importante.
En este tipo de situaciones partimos de la base que no se ha producido aún un desequilibrio del poder tal que no permita la mediación. La mediación es además una forma pacifica frente a otros sistemas de resolución de conflictos, como son la justicia (violenta por ser impuesta desde una posición de poder) la arbitral al igual que la anterior, o la negociadora y la conciliadora, que lo que hacen es proponer soluciones desde fuera del contexto familiar.
La mediación en cambio es una metodología de trabajo que busca el entendimiento de las partes en una esfera de dialogo entre iguales, y donde las soluciones y compromisos se adquieren y vienen impuestas por las mismas partes en conflicto, y no por terceras personas.
Ello hace que el éxito del cumplimiento de los compromisos adquiridos en el proceso y los acuerdos que se alcanzan mediante mediación sea cercano al 98% en países como Noruega, Finlandia o Canadá. Los acuerdos alcanzados en otros sistemas de trabajo, como la negociación, conciliación o la vía judicial, solo llegan al 35% de cumplimiento.
No debemos olvidar que la mediación posee en si misma un efecto terapéutico, ya que en dicha metodología de trabajo se trabaja la empatía, la asertividad, la connotación en positivo, la reformulación del conflicto desde perspectivas distintas, etc.
Tampoco debemos olvidar que la mediación, desde mi punto de vista tiene en si misma un efecto educativo, en el sentido de que haga reflexionar al hombre y la mujer sobre los nuevos roles de género y el nuevo papel de cada uno en una relación. Esta faceta de la mediación en violencia doméstica, ayuda mas al victimario que a la víctima, y además ayudarán mas a las futuras parejas del victimario.
En mediación, como en otros ámbitos, las partes están enfrentadas con posiciones contrarias, y verdades distintas. Es como si vemos un accidente de coche o una falta en un partido de futbol, y según a quién preguntemos, habrá visto una cosa u otra.
Por ello, creemos que siguiendo las experiencias de otros países y las que aquí se han llevado a cabo en ámbitos privados, debemos darle una oportunidad a la mediación como método de trabajo para estos casos de violencia.
¿Qué hacemos con los casos mas graves de violencia de genero? ¿Agravar las penas como hasta ahora?, no es que haya dado buenos resultados.
Aprobar leyes discriminatorias en excesos de tipos de discriminación positiva no ha traído la solución a esta lacra, y creo que nadie puede negarlo.
Cual es la respuesta?, cual la solución?
No puedo pretender decir que la mediación sea la solución, pero si sería un elemento muy importante que podría atender a mas del 80% de las situaciones que lo que hoy se han maldefinido violencia machista.
Constituir en cada ciudad mayor de 100 habitantes un centro de mediación, atendido por un profesional que ante cualquier noticia de un conflicto familiar e incluso no familiar, atienda de forma rápida y eficaz a la familia o pareja en donde hay un conflicto, pero no para darles ayuda de papá Estado, o de Papa Ayuntamiento o Comunidad, sino que les ayude a encontrar ellos mismos, la solución a su problema. De esta forma evitamos que comience la espiral de la violencia en muchos casos, cortándola desde el principio.
Crear grupos de trabajo en ayuntamientos de información de sistema de resolución de conflictos familiares, e impartir clases informativas en colegios y escuelas, formando en técnicas de mediación a profesorado y alumnos, evitando así que sigamos educando a futuros maltratadores.
Crear un grupo de trabajo a nivel autonómico para el control de los contenidos que entrañan e incluso llegan a justificar, relaciones de desigualdad y de violencia en televisiones públicas y privadas, así como en películas en cines.
Para aquellos que niegan la mediación en los casos de violencia de género, debo recordar que la mayoría de nuestro país estuvo en la calle manifestándose contra la guerra de IRAK porque no parecía humano resolver un problema con el uso de balas y bombas, y además nadie me negará que casi todos los aquí presentes estuvimos a favor de que se negociara una salida al genocidio de la antigua Yugoslavia, o que estamos de acuerdo que el genocidio de Palestina acabe de una vez por todas.
Los agresores son seres humanos y la Declaración Universal de Los derechos Humanos es aplicable también a ellos.
¿Quién no se ha pegado alguna vez con una hermana, con una amiga, o le ha dado un cachete a su hijo o hija pequeña? Por ello, somos maltratadores? pues si, nuestra actual y nefastas leyes dicen que si, que somos unos delincuentes que solo tendríamos derecho a ir a la cárcel muchos años.
Creo que esta no es la respuesta acertada, y por eso creo que la mediación, la cultura del diálogo, de la educación en igualdad y el respeto a los demás, si es la respuesta adecuada para afrontar la violencia.
Jose Luis Sariego Morillo
Abogado de Familia
Mediador Familiar
Sevilla
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