martes, 24 de enero de 2017

Sobre el sutil machismo judicial

Sobre el sutil machismo judicial

No deja de sorprender, que últimamente, se hable tanto sobre las actitudes machistas en los órganos judiciales, en especial en sus órganos de gobierno o, de miembros de altos tribunales de justicia.

Desde voces judiciales (asociaciones de juezas, por ejemplo) y voces supuestamente, progresistas (excargos políticos elegidos a dedo), se critica que no existen apenas mujeres en cargos tales como el CGPJ o los Tribunales Supremo o Constitucional.

Tras ello, esconden un discurso victimario, al que ya estamos tan acostumbrados.

Sin embargo los datos son otros.  

De cada diez jueces que hay en España, más de seis son mujeres (CGPJ 2015).

No deja de sorprender que en este caso no se exija, como a otros poderes públicos, una paridad de sexos.
Pero el machismo no se define por las cuotas de poder que tienen hombres y mujeres, como muchos quieren hacernos creer.

El machismo es una actitud y una forma de entender las relaciones y la vida de los hombres y mujeres, en las que se parte de la idea básica que la mujer es inferior al hombre, o que la mujer tiene que ser tratada de forma distinta a un hombre, por la Justicia en este caso, por ser una víctima de los hombres (art. 1 LO 1/2004 de 28 de diciembre).

Como desde este feminismo equivoco, se parte de la premisa de que las mujeres, son inferiores y hay que protegerlas de forma especial, frente a la mitad de la población que representan los hombres, se entiende que la discriminación “positiva” es un derecho humano, pero que no se sustenta cuando se pone frente al principio universal de la igualdad de trato.

Para justificar ese trato desigual a las mujeres, idea que no deja de ser machista y reaccionaria, se deben buscar expresiones y justificaciones para ello.

Por ejemplo, la critica a que en los órganos superiores de la Justicia, hay muchos más hombres que mujeres.

Olvidan que desde el año 1966 hay mujeres juezas en España, y que muchas de ellas deciden abandonar la carrera judicial, cuando deben sacrificar sus vidas personales, cuando deben cambiar de destino, o de ciudad.
Muchas de ellas, según datos de los años 90 del CGPJ, decidían dejar la judicatura y pasar al mundo de la abogacía, que les permitía tener unos horarios más flexibles, mantener su estatus social y conciliar su vida familiar, mucho mejor.

Así, por ejemplo, ocultan quienes critican que hay pocas juezas en los órganos superiores, que casi todos los jueces que ascienden a estos órganos superiores, lo hacen tras años de acumular experiencia en órganos inferiores, y se deben acomodar al irse a vivir a donde están dichos órganos judiciales, que son las capitales de muchas CCAA, o a la capital de España. Deben abandonar la ciudad donde han vivido durante años y abandonar a su familia, hijos y amigos.

Muchos miembros del CGPJ deben estar todo el día en trenes o aviones, yendo de aquí para allá, de su ciudad de origen o donde estaban establecidos, y deben sacrificar su vida personal y familiar, con un alto coste personal.

No hace mucho, una jurista miembro permanente del CGPJ, me decía que apenas veía a su hijo y a sus amigos, desde que la habían nombrado para el cargo. Que perdía muchas horas a la semana en viajar de su ciudad a Madrid, que es donde tiene su puesto actual.

Comprendía perfectamente que se planteara muy en serio, si le merecía la pena ostentar dicho cargo, pero su enganche al poder del cargo por motivos ideológicos, en este caso, ha pesado más que su vida personal. En este caso, es la misma actitud  machista y tradicional de los hombres, que se sienten enganchados más a su vida profesional, que a sus familias y amigos.  

Muchos jueces del Supremo han tenido que sacrificar sus vidas personales a cambio de dar un buen servicio a la sociedad, estableciendo Jurisprudencia y dictando sentencias, que deben crear seguridad jurídica y, desarrollar la ingente responsabilidad, que entraña tener que interpretar las leyes.

En cuanto a las actitudes machistas de miembros del Supremo o del Constitucional, salvo contadas excepciones que confirman la regla, puedo afirmar que éstos órganos judiciales, han hecho más por la igualdad de trato a hombres y mujeres, que todas las leyes promulgadas por las mujeres y hombres de la clase política.  Bastaría estudiar un poco la jurisprudencia de dichos órganos, en los últimos 20 años.

Por otro lado, se oculta por aquellos que tachan de machistas a estos órganos, que muchos avances en los derechos de las mujeres han partido, precisamente, de dichos órganos superiores de justicia.

Asimismo, se oculta, y es muy llamativo, que muchas sentencias desde los órganos inferiores en los que las mujeres juezas son mayoría (mas del 63%, son mujeres juezas), están perpetuando en sus sentencias los roles tradicionales de género, o incluso, aumentado las desigualdades, en base al principio o la idea de que las mujeres necesitan una especial protección por ser consideradas inferiores. Veamos algunos ejemplos:

En el derecho civil, y en especial en derecho de familia se sigue otorgando el cuidado cuasi exclusivo a las mujeres, en cuanto madres, ya que se parte de la idea que ellas “si pueden” y “deben” sacrificar sus vidas profesionales y sociales, en pro del cuidado de la prole. Los hombres “pueden y deben” tener menos responsabilidades parentales, para seguir siendo el proveedor principal.

Como vemos no se puede ser más machista que en este tipo de resoluciones.

Pues para que el lector lo sepa, este tipo de resoluciones se da en casi el 80% de los asuntos de familia.
Pero lo más sorprendente, es que 8 de cada 10 jueces que dictan este tipo de sentencias (ámbito derecho de familia), son mujeres juezas. Y 6 de dada 10 fiscales que apoyan este tipo de ideas machistas, son mujeres fiscales.

En la abogacía la proporción es mucho mayor, aunque sus ideas no parten del machismo, sino de una idea mucho más práctica: defendiendo esta tesis se gana, simplemente, más dinero.

Otra actitud, inexplicablemente machista, es el hecho de que una ejecución en temas de familia instada por una mujer es inmediatamente ejecutada, mientras que si es un hombre quien procede a ejecutar una sentencia, no sólo tarda mucho más tiempo en darse una respuesta judicial, sino que además casi nunca se ejecuta, sino que se le da la oportunidad a la mujer a hacer alegaciones.

Se me dirá que el machismo es de la ley a aplicar como por ejemplo el art. 776 de la LEC, pero lo que más me sorprende es cuando una madre incumple un régimen de visitas o custodia, no se dicta casi nunca de inmediato, un auto de ejecución procedente, sino que incluso se incumplen las leyes y las sentencias muchas veces, como por ejemplo cuando se dice que las visitas deberán ser a través de un PEF o punto de encuentro.

En el ámbito penal las cosas no son muy distintas: se condena a más pena a un hombre que a una mujer, por cometer el mismo delito.  Así de simple es el machismo latente en las sentencias judiciales, y que siguen aplicando esta premisa, sin rechistar.

Por ejemplo, en los delitos de homicidios en el seno de una pareja, basta que la mujer asesina alegue que su marido la maltrataba, para que hayan condenas de solo un año de prisión por matar a su pareja, como el reciente caso de la chica que atropelló y mató a su pareja en Galicia.

Sin embargo, si un hombre asesino de su pareja alega que lo hizo por defensa propia, porque era maltratado, pese a que se demuestre, los jueces siguen considerando que como él es hombre, no es atenuante el ser maltratado, porque según las leyes, un hombre es quien siempre oprime a su mujer y nunca a la inversa.

En 2004 con la LO 1/2004, se abrió una puerta en el derecho positivo muy peligrosa, al establecerse por ley, aprobada por unos cuantos políticos ignorantes y oportunistas, en mi opinión, la desigualdad de trato, y por ello abrieron como digo, una puerta muy peligrosa. Me explico.

Si, existe una ley que establece que, por el hecho de ser hombre se es culpable de los males que sufren las mujeres,

¿Cómo podremos oponernos a la idea que los españoles roban a los catalanes o a los vascos?

¿Cómo podremos oponernos a la idea de que los inmigrantes son unos delincuentes?

¿Cómo podremos oponernos a la idea que de que (todos) los políticos son unos corruptos?

O aquellas ideas del pasado de que:

El pueblo judío roba al pueblo alemán, o “la raza aria es superior”, o la más cercana de que “los rojos, son malignos”  

Y desde la aprobación de aquella ley nefasta para los DDHH de la mitad de población española, se abrió un discurso más dogmático, a modo de establecer una verdad política, que hoy ha sido integrada en la verdad judicial, de forma capciosa y premeditada.   

Pues por ello, no nos deberá extrañar, que desde las voces que se critican al CGPJ o a los Tribunales superiores, de ser machistas por tener miembros masculinos, mañana pueda acusarse a los mismos de cualquier otra cosa, o mejor dicho, como se dice ahora, son Tribunales y órganos que participan y son cómplices del “España nos roba”.

Termino, preguntándome: ¿Cuándo alguien sensato terminará con este disparate?

OTROSÍ: Lo que más teme un político hoy, es que lo echen a la hoguera de los medios, acusándole de machista.   
2º OTROSÍ: ¿Qué medidas disciplinarias toma el CGPJ cuando una jueza emite públicamente, críticas e injurias hacia otros miembros de la judicatura?

3º OTROSÍ: ¿Por qué los abogados no han protestado por el mensaje sexista lanzado desde la abogacía española, a propósito de todo esto?

José Luis Sariego Morillo

Abogado

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