martes, 9 de mayo de 2017

Historia de Marcel, niño secuestrado por servicios sociales por denuncia falsa de su madre


Historia de Marcel (Vilaweb)

Marcel ya tiene casi quince años. En los últimos cuatro, ha crecido rápidamente. 'Me han secuestrado la administración, primero, y mi madre, después', explica. A VilaWeb explicamos su historia, relatada por su padre . También recogimos su grito de socorro , al cabo de dos años, y hablamos con Silvia Giménez-Salinas , especialista internacional en protección de menores, que, conocedora del caso y golpeada, se ofreció a escuchar y representar en Marcel ante un juez, lo que finalmente sucedió. Ahora en Marcel vivo, finalmente, con el padre, con quien siempre ha querido vivir, y, desde la libertad, es él en primera persona quien, con perspectiva y con una madurez impropia de su edad, mira atrás y explica y analiza todo lo que le ha pasado.
- Marcel, como estás?
-Muy bien, muy tranquilo, nada estresado. Hago vida normal, voy a la escuela y hace casi dos años que todo parece que va bien. He aprendido a relativizar las cosas, tengo perspectiva, y vivo tranquilo también porque me doy cuenta que cualquier problema que pueda tener ahora no es nada comparado con lo que ya me ha pasado.
- A VilaWeb explicamos tu historia. Pero ahora ya eres libre y tienes edad para que la cuentes tú mismo, si te ves con ...
-Ostras, es difícil de resumir, pero lo pruebo: todo empezó porque mi madre se inventó una denuncia de secuestro cuando yo estaba con mi padre. Dijo a la policía que me había secuestrado en otro país. Era mentira. Era con mi padre justamente de vacaciones y ya hacía tiempo que vivía con él porque no quería estar con ella. En el juzgado se archivó, pero en cambio, a la DGAIA aplicaron la medida administrativa más drástica que tiene previsto el sistema de protección de menores. Los mozos me vinieron a buscar a la escuela un viernes por la mañana y se me llevaron a un CRAE, un centro de menores, donde fui internado en régimen de aislamiento ciento treinta y seis días. Me aplicaron una supuesta terapia para rehacer el vínculo con la madre. Esta terapia no era sino separarme a la fuerza de mi padre, que es con quien yo quería vivir, porque creían que eliminando el vínculo con el padre yo reharía automáticamente el vínculo con la madre. Evidentemente, no funcionó y no quise romper nunca el vínculo con mi padre. Me devolvieron con él cuando la misma DGAIA se dio cuenta del disparate. Casi un año después, mi madre consiguió judicialmente mi custodia y pidió la ejecución de la sentencia para que volviera con ella. Entonces me llevó a Holanda antes de terminar el curso. Se trataba de hacer la misma terapia, por sí misma, porque es médico. La supuesta terapia volvió a fracasar y cuando volvimos a Cataluña mi madre admitió su fracaso. Aceptó firmar un convenio y un plan de parentalidad que redactó mi abogada, Silvia Giménez-Salinas, para que yo pudiera volver con mi padre, que es con quien vivo ahora, finalmente.
- Silvia Giménez-Salinas se ofreció a ser tu abogada en un momento en que nadie sabía dónde estabas y publicaste un vídeo en internet pidiendo ayuda. A VilaWeb el publicamos porque ya habíamos explicado tu internamente el CRAE
... -Hice el vídeo porque no había otra opción para dejar claro que quería vivir con mi padre y que mi madre me estaba reteniendo contra mi voluntad, por muy legal que fuera. Quería pedir ayuda y decidí hacer el vídeo, que se colgó en Youtube. También lo intenté por Twitter. Entonces todavía estaba aquí, en Cataluña, pero dos días después mi madre me llevó a Holanda. Sé que el vídeo tuvo eco y, al parecer, sirvió de algo.
- ¿Cómo saber que tu madre se te lleva a Holanda?
-Era la noche de la final de Copa que ganó el Barça. Dos hombres que no conocía vinieron a casa de mi madre, aparentemente, a cenar. Dijeron que eran amigos de ella y que el uno era el padre del otro, aunque en dudé enseguida porque el uno era holandés y el otro tenía facciones latinas. Dijeron que trabajaban para una fundación. Sea como sea, acabado el partido me dijeron que nos íbamos a San Antonio, el pueblo de al lado, a celebrar la victoria, lo que aún me pareció más extraña. Discutimos porque yo no quería ir, pero al final acabé subiendo al coche. Cuando ya hacía media hora que estábamos en el coche y vi claro que ese no era el camino para ir a San Antonio, pedí donde íbamos y me dijeron que nos íbamos a Holanda. Hicieron turnos para conducir y por la mañana ya estábamos en Holanda. Delante, iban mi madre y el señor mayor, y detrás, el más joven estaba sentado a mi lado.
- Y qué hacías allí, cuánto tiempo estuviste?
-Estuve hacerme un mes encerrado en aquel piso, sin salir prácticamente, sin hacer nada y discutiendo cada día con mi madre. Y sin teléfono ni internet, claro. Algún día fuimos a la playa, que estaba en el borde, pero muy poco. Después me llevó a Francia, a un pueblecito perdido en la montaña. Nos estuvimos quizás un par de semanas, suficiente para que mi madre entendiera que no había nada que hacer. Tanto en Holanda como en Francia, antes de ir a dormir, le decía cada día que quería hablar con mi padre y que quería estar con él. Finalmente, decidió volver y comenzó el proceso de negociación con Silvia, la abogada.
- En esta ocasión, a pesar de que la situación era legal, tú has dicho alguna vez que es cuando te sentiste secuestrado de verdad, pero por tu madre ...
-Sí, claro. A mí me ha secuestrado la administración, primero, y mi madre, después. Será legal o no, pero privarte de libertad, de comunicación y tenerte cerrado qué es sino un secuestro? Mi madre tenía la custodia, pero yo me sentía secuestrado, y tanto. Me metió en un coche y me llevó a un lugar desconocido contra mi voluntad, durante muchos días. Como se dice, de eso? Yo entonces tenía doce años. Además, como he explicado, le decía cada noche antes de acostarse que quería hablar con mi padre y que quería irme con él. Cada día, tranquilamente y sin llamar, pero cada día. No quería que se pensara que me estaba acostumbrando a nada.
-Para resolver esta situación, fue fundamental tener una abogada que te defendiera a ti, como menor. Esto no es muy habitual en este país. En qué momento Silvia Giménez-Salinas convierte tu abogada?
-Con Silvia tuvimos un primer contacto mientras yo estaba en el CRAE. Después del CRAE, también. Se alegró mucho cuando vio como se había redactado la resolución de cese del desamparo, porque era casi reconocer que se habían vulnerado mis derechos y me devolvían al estado anterior. Ella seguía lo que me pasaba. Los últimos días que yo era todavía estaba en Cataluña, y con mi madre, antes de ir a Holanda, le hice llegar una carta que era la designa para que fuera mi abogada, porque ella se había ofrecido a serlo . Volviendo de Holanda y de Francia, cuando mi madre ya se había dado cuenta de que yo no quería vivir con ella, me puse en contacto con ella. Nos encontramos solos en su despacho y me pidió cuáles eran mis condiciones o demandas, con el propósito de redactar un convenio que firmaran mis padres y que incluyera mis deseos. Bueno, todos no, porque yo pedí de no ver a mi madre y Silvia me hizo dar cuenta que esto no lo podíamos pedir, que había que incluir unos días al mes con mi madre. También me hizo ver que, para hacer secundaria, no podía pedir que volver a la escuela Liberi, donde yo quería ir, porque la secundaria no estaba homologada y había la posibilidad de que dijeran que yo estaba desescolarizado. Tuve que aceptar que ir a otra escuela, homologada, un IES, pero también hay que decir que ahora he podido volver a Liberi, cuando ya lo han homologada. Sea como sea, conseguimos redactar un convenio que luego se presentó a mi padre ya mi madre para que lo firmaran. Mi madre aceptó de firmarlo, pero iba retrasando la firma y no lo hizo hasta después de otro año, apenas en agosto pasado, con algunas modificaciones más. Se llevó al juzgado y ahora ya es una sentencia firme. Por fin he podido volver a vivir con mi padre, legalmente y sin presión de nadie. Es con quien vivo actualmente.
- ¿Qué recuerdas de los cerca de cinco meses en el CRAE?
-Tengo muy mal recuerdo, como se pueden imaginar. Era una espera no sabía qué. Todo el mundo espera salir de ella, pero allí dentro nadie sabe cuándo llegará el final ni qué final será. Es angustioso. Piense que hay niños que llevan seis años o más. Quizá por alguien es un buen lugar, si en su casa estaba peor, por abusos, violencia o lo que sea ... Pero no era mi caso ni el de muchos chicos con quien tratar.
- Es evidente que algo del sistema en que vivimos ha fallado
... -El problema es la sobreprotección del menor. Una cosa es proteger y otra es preservarse tanto del conflicto que no te doy ni voz, no te dejo hablar y te tapo la boca. Dicen: 'tu eres menor y debes estar influenciado.' Y con este triste argumento no te escuchan. Al final, la sobreprotección acaba vulnerando los derechos del menor. Sé que, en Cataluña, el caso de Alba cambió las cosas, pero se pasaron mucho frenado. Prefieren errores por exceso que por defecto y ambos son malos y afectan vidas.
- No te escuchó nadie?
-No. Es una sensación muy triste. Mi opinión no contaba para nada. Por ejemplo, cuando me llevaron al CRAE, el protocolo dice que antes tenían que hablar conmigo, y no lo hicieron. Nunca antes hablé con ningún técnico de la EAIA. Si han dicho que sí, mienten. Los jueces tampoco me han escuchado, mucho o nada. Mi madre tampoco me ha escuchado nunca. Apenas hace un año y unos meses que ha decidido empezar a escucharme, pero hemos pagado un precio muy alto.
- ¿Quién te había de escuchar tal vez no te escuchaba, pero sí hay gente que te ha ayudado ...
-Sí, mucha gente: Silvia, Tina Vallès, una profesora de la u¡Universitat de Alicante de la que no recuerdo el nombre ahora (le envié un whatsapp), la cenet Pi, VilaWeb mismo, el fiscal jefe de menores Juanjo Márquez, ya fallecido, que se mojó haciendo un decreto para el juez de Granollers y conseguimos que abriera un procedimiento nuevo. Eso sí, entonces el juez me asignó un abogado de oficio que no tenía ningún interés en el caso, quería quitárselo de encima, no se dedicó y, al final, no pasó nada de nada. Aquí hay, como dice Silvia, que los menores tengan derecho a un abogado y que este abogado pueda expresar la opinión del menor ante un juez y que el derecho entre o vuelva al sistema de protección. En los desamparos, en este país, esto no está resuelto, porque la administración, en lugar de decidir y hacer y deshacer, debería someter su propuesta a un juez. Se deberían respetar los derechos del menor, que a pesar son recogidos en las leyes, no se respetan, como muy bien explica Silvia. También me ha ayudado mucha más gente, pero sería muy largo decir todos los nombres y seguro que me dejaría alguno!
- Decíamos que el sistema falla. ¿Qué debemos hacer para que casos como tu no se repitan?
-Muy sencillo: que la resolución de desamparo que conlleva la pérdida de la potestad parental, que al final significa retirar un menor de su familia, no la tenga un técnico, ni dos, ni tres, de la administración, sino un juez desde el primer momento, como en otros países, en un procedimiento con garantías donde los padres y el menor también puedan comparecer y defenderse en igualdad. A pesar de que el sistema judicial no es perfecto, al menos es garantista y en teoría hay fiscales y abogados que te escuchan. Lo que yo no entendía ni entiendo es que quienes se te llevan a un CRAE por la fuerza, es decir, la DGAIA, son los mismos que después tienen que decidir cuando sales y, además, no tienen ningún interés en saber tu opinión. Dejarte salir sería como decir 'me he equivocado' y eso la administración no lo hace mucho, ¿verdad? Pues, esto lo hicieron al cabo de 136 días, sin que lo dijera ningún juez, ni para entrar ni para salir, como si no hubiera pasado nada. Todo arbitrario y subjetivo, y eso no puede ser. Y si se equivocan, deben asumir el error, pedir disculpas e indemnizar. Tampoco lo hacen si no es por la vía judicial, con condena firme. Pasan años entremedio. Como mínimo, debería intervenir un juez de menores que escuchara los menores o que, al menos, los asignara un abogado, para preservar los derechos del menor.
- Por eso hay que cambiar las leyes
... -En algunos aspectos sí y esperamos que tarde o temprano se den pasos en esta dirección. Pero tampoco debe ser tan difícil. Sé que el parlamento trabaja, aunque será lento. Hay una comisión gobierno-parlamento que debe proponer cambios al sistema. En la DGAIA no le gusta. La diputada Gemma Lienas y otros me han querido escuchar y sé que coinciden en que sólo un juez puede acordar un desamparo propuesto por la DGAIA. El riesgo de vulnerar derechos es mayor que el supuesto riesgo del que se quiere proteger al menor. Es hacer entrar el derecho al sistema, el sistema donde hace y deshace la DGAIA. Nada más.
- Ahora que eres libre y en casa con el padre, alguien te ha pedido perdón?
-Perdón no. La adjunta del Síndic de Greuges, Maria Jesús Larios, se disculpó por no haber sido suficientemente atentos cuando les escribí una carta pidiendo ayuda. Me dijo que mi caso serviría para estar más atentos la próxima vez y que lo sentía mucho. Tiempo después, el Ricard Calvo, actual director de la DGAIA, me dijo que si había ocurrido todo como yo se lo explicaba, lo habían hecho mal, pero él no quiere resolver favorablemente mi reclamación de responsabilidad patrimonial, dice que ya se lo ha encontrado todo hecho.
- De tu historia, una de las cosas que más nos impresionó al principio fue que todo comenzó porque tú vas llamar a un teléfono de la administración ...
-Sí, llamé a Infancia Responde, que es un teléfono donde no se debe llamar nunca.
- ¿Por qué lo dices tan convencido?
-Porque tal como está montado, cuando lo haces vas a parar a la lista de clientes potenciales de los CRAE. Llamé desesperado y de buena fe, porque entonces vivía con mi madre y yo no quería vivir con ella. La llamada me acabó condenando. Mi padre me rescató, pero al poco me secuestraron, se me llevaron por la fuerza en el CRAE y comenzó el problema más gordo aún.
- ¿Qué dirías a los niños que se encuentren en una situación como la que has pasado?
-Justamente porque la conozco, cualquier cosa que te diga alguien desde fuera no vale nada. No hay nada que se les pueda decir, pobres, porque no pueden hacer nada. Lo único que se les puede decir es que un día se acabará, pero ellos no pueden hacer nada para cambiar la situación, están literalmente secuestrados. Ya sé que en algún caso están mejor en el CRAE que en casa pero son casos extremos y sólo estos deberían ser los CRAE. Quizás un 10% de los que hay ahora?
- Te han compensado por todo lo que ha pasado?
-No. Hemos hecho una reclamación de responsabilidad patrimonial a la administración por los daños causados, daños morales. Hemos intentado negociar, pero no lo logra y prefieren ir a juicio, al TSJC en nuestro caso. Prefieren pagar pero si son condenados en los juzgados, con intereses de años, claro. Como lo pagamos entre todos ... Iremos, pero también cuesta dinero, esfuerzo y paciencia.
- Pronto empezarás el bachillerato. ¿Qué proyectos tienes?
-El año que viene haré 4º de ESO. Dejé el hockey hierba. Hago natación y me gusta navegar en el mar. Soy tripulante de un barco de vela antigua, un queche de 1929, que hay en el Puerto de Badalona. Es un proyecto educativo y lúdico de titularidad pública. También he empezado a hacer vela ligera, en un 4.20. Cuando termine me gustaría estudiar biología en la universidad, aquí o fuera. Tal cambio de idea, pero de momento eso es lo que me gustaría.
- Todavía eres menor, no tienes dieciocho años, ni dieciséis años. Tienes miedo de que aún te compliquen más la vida?
-Estoy deseando llegar a los dieciséis años para emanciparse me si el juez me autoriza. Ya sé que mi madre se opondrá, pero así ya nadie me podrá 'proteger más'. Sabes qué pasa? Que ya no tengo miedo de nada. He tenido mucha, pero ahora ya no tengo.

Tradc. del Catalán Anna F.

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