El Fracaso de la mediación en España
Se hace unos años, escribía un
artículo publicado en la revista LexFamiliy, en la que anunciaba, la
instauración de la mediación en algunas comunidades autónomas a través de asociaciones
de mediación, debidamente acreditados por ellas mismas.
El enlace para que el artículo de
un se encuentra en
Han pasado casi seis años desde
aquel artículo, y las cosas no han cambiado mucho, desgraciadamente, aunque a
las causas que ya apuntaba en aquel artículo, se han venido sumando otras
causas del fracaso de la mediación en nuestro país.
Se han escrito muchos libros de
mediación, se han realizado muchos cursos de mediación y las universidades han
vendido muy bien sus másteres de mediación, y nunca un país, ha tenido tantos
mediadores formados.
Incluso los jueces crean asociaciones
para el fomento de la mediación, los colegios de abogados crean servicios de
mediación, pero pese a ello la mediación, sobre todo en asuntos de familia
(separaciones y divorcios) sigue siendo un fracaso que se intenta ocultar en
los medios sociales.
Gracias a las estadísticas, que
parece que es lo único que preocupa al CGPJ y a los políticos, podemos realizar
esta afirmación tan contundente.
El CGPJ y las CCAA hacen campañas
en las sedes judiciales sobre lo bueno que es la mediación, con carteles y dípticos
informativos, pero cuando la gente los ve, esta información les llega demasiado
tarde.
En mi opinión, el fracaso de la
mediación está siendo provocado por la mala gestión de los recursos públicos, y
por la poca voluntad del congreso y de los partidos políticos, de querer
solucionar con leyes, lo que hace años todos sabemos que fomenta el conflicto
de los ciudadanos.
En ves de fomentar la mediación
en procesos sociales, se va al enfrentamiento. No hay cultura del dialogo,
salvo cuando no queda más remedio.
Así, vemos que existe un gobierno
gracias a la necesidad imperiosa de un partido de gobernar con una mayoría
insuficiente, que se ha visto a pactar sobre puntos que no defienden en sus
programas electorales.
Ahora, con los presupuestos, han
tenido que vender parte de ellos, a cambio de unos votos nacionalistas.
Los nuevos partidos, se ven en la
necesidad de pactar con el diablo, si es necesario, para quitar del poder a sus
enemigos políticos. Lo estamos viendo cada día.
Hay un intercambio de posturas,
una negociación continua, porque ningún partido tiene el poder absoluto. Cuando
un partido tiene el poder absoluto mediante una mayoría aplastante, domina a
los demás, desde esa mayoría.
Cuando no tienen ese poder de la
mayoría absoluta, se ven obligados a negociar, aceptando renunciar a sus
propios intereses, y aceptando hacer suyos, los intereses de otros partidos.
Es tan mágica la cultura del
diálogo, que hemos logrado ver a personas (políticos) que se insultaban en las
campañas electorales, trabajar juntos por el bien común.
La magia, de que España tenga hoy
gobierno, radica en que cada partido sólo cuenta con la fuerza de sus
electores, pero en el fondo, todos los partidos tienen los mismos derechos y
obligaciones.
Además, los partidos, si lo hacen
mal, cada cuatro años, pueden perder ese poder, porque ningún partido puede
perpetuarse en el poder, ya que ello sería como estar una dictadura. Y las
dictaduras, ya sabemos que representan un retroceso en el desarrollo de los
países, no sólo en relación a los derechos humanos, sino en cuanto a niveles
prosperidad y bienestar. Sobre todo, las democracias, han traído consigo un
desarrollo espectacular de determinados derechos, siendo, en mi opinión, la
igualdad de todos ante la ley, el más importante, porque sin igualdad no hay
libertad, y sin libertad, los demás derechos queda sin contenido.
Pues esto mismo ocurre en los
conflictos familiares. Las familias son grupos de personas que mantienen un cierto
equilibrio, en donde el éxito del grupo y de la relación, depende en que los
roles o ejercicio de poder se mantenga en ése equilibrio. Cada pareja de
progenitores, mantienen un equilibrio pactado, de forma natural unas veces, de
forma legal otras. Muchas veces las parejas se van adaptando a sus roles y al
desarrollo de sus habilidades para la convivencia.
Me preguntaban hace muchos años
en un programa de radio una mujer que cual era el secreto del éxito de una
relación, y me puso en un gran aprieto, porque profesionalmente me dedico a los
divorcios, esto es, que suelo analizar los conflictos de las parejas, no los
éxitos de las mismas.
Tras varios años consultando con
expertos y con gente corriente, encuentro una explicación muy simple y
accesible: el secreto para que una relación funcione, de forma muy escueta,
sería el respeto de cada miembro a los roles que cada miembro del grupo desarrolla
de forma mas eficiente, y aceptar las limitaciones del otro, sea tu pareja o tu
hijo y, lo más importante, las propias limitaciones.
Para que un grupo familiar sea
funcional y cómodo a sus miembros, deben existir unas normas de convivencia, en
donde la dirección del grupo debe partir de la igualdad de responsabilidades y
derechos de los adultos responsables de la familia.
Para ello, como decimos, es
necesaria la igualdad en el seno de la pareja y de los que son progenitores.
Así la ley (art.68 del Código Civil)
establece la igualdad de responsabilidades de los progenitores y la igualdad de
derechos en el artículo 66 del mismo texto legal, todo ello, basado en el principio
de igualdad del art. 14 de la CE.
Así, esta igualdad desaparece
cuando llega la separación y/o el divorcio.
3 de cada 4 mujeres que se
separan en España, pierden sus derechos a ser tratadas como iguales tras una
separación y/o divorcio. La ley y la Justicia castiga a estas mujeres, en
cuanto madres, las reniega al rol tradicional
de las mujeres del siglo pasado.
Así, si partimos de esta base
legal de trato desigual a las mujeres en las separaciones y/ divorcios, no es
extraño que los procesos de mediación fracasen en España.
No se puede hacer mediación, o
mejor dicho, una mediación no pude tener éxito, si una de las partes será tratada de forma desigual.
La mediación en España está
encorsetada por la ley, y si la ley no ofrece un trato igualitario, es lógico
que el proceso de mediación no puede obtener resultados.
Los políticos aún no se han enterado,
que sin cambiar las leyes, que favorezcan un trato igualitario de hombres y
mujeres, la medición no tendrá futuro, ni será exitosa.
Y no es solo una idea o un
argumento propio. Los datos nos dan la razón.
Así, según fuentes del CGPJ, sólo
un 0,53% de los casos de separación y/o divorcio que se llevan a cabo en España
alcanzan acuerdos en mediación.
Veamos los números que facilita
el CGPJ:
Si traspasamos estos números a porcentajes, el resultado es
mas que palpable, cuando afirmo que en España, la mediación es un fracaso, al
menos en los conflictos de pareja.
Ya ven, sólo el 0,53% de los
casos de separación y/o divorcio alcanzan un acuerdo de mediación.
Espero que este articulo ayude a
reflexionar a los responsables políticos y sociales, para que busquen soluciones
para los miles de ciudadanos/as, a los que las leyes actuales, los condenan al
conflicto y a judicializar sus vidas, en vez de pacificarlas.
Sevilla, mayo de 2017.-
Jose Luis Sariego
No hay comentarios:
Publicar un comentario