martes, 27 de febrero de 2018

Pequeño cuento de invierno (sobre una historia real)


Pequeño cuento de invierno (sobre una historia real)

Afuera es de noche y hace un frío que pela.

El papá de Mauro, lo recogió del cole a las cinco, y se fueron a merendar a casa y estuvieron pintado unos cuadernos.

Mauro miró unos dibujos en la tele, mientras su papá recogía la cocina que estaba echa un desastre después de hacer unas tortitas.

Al rato, los dos estaban pegados en el sofá, cuando de pronto, Mauro, coge el mando y apaga la tele y pregunta a su papá
-   
               Papi, ¿Por qué paso tan poco tiempo contigo?
Y su papá le dice:

-          Pues porque cuando mamá y yo nos separamos, un señor dijo que debías vivir con ella casi siempre y estar conmigo una tarde a la semana y los findes.

Mauro seguía sin comprender nada e insistía:

-          ¿Oye! Y tú, ¿por qué les dejaste hacer eso?

-          Yo no les dejé. - Dijo el papá-. Pero eso fue lo que mandaron que debíamos hacer.

Mauro se queda pensativo, y de pronto afirma:

-          Eso es como la profesora Trini, que nos dice que debemos obedecer y punto. ¡Claro!

Pero Mauro, tras un rato pensativo, insiste:

-          Oye, papá. Yo te quiero mucho y a mamá también. Te quiero, desde aquí a la Luna. Y a mamá también. Pero mamá me dice que ella me quiere desde aquí hasta las estrellas, que están mucho más lejos.

-          Papá ¿tu me quieres desde aquí hasta las estrellas?

Y el papá le dice:

-          ¡Claro, Mauro! yo te quiero igual que mamá.

Mauro hace una mueca y dice:

-          Eso le digo yo a mamá, que yo te quiero igual como a ella. A los dos igual

-          ¡Vamos! Siempre cuando me pregunta que si la quiero más a ella que a ti, le digo: Mamá te quiero igual que a papá.

-          ¡Que pesada! Siempre me pregunta lo mismo.

El papá le contesta al niño:

-          Así me gusta Mauro, que nos quieras a los dos por igual, pero no digas que mamá es muy pesada. Tu, a veces eres muy pesado, y no te gusta que te lo diga. Como el otro día que te querías tomar un yogurt antes de cenar. ¡Qué pesado te pusiste!

Mauro se queda pensando un rato. Mira para la pared, mira las fotos del estante y dice:

-          Vamos a ver. Si mamá y tu me queréis igual ¿por qué mamá no me deja estar más tiempo contigo?

El papá se queda en silencio sin saber que decir.

Mauro, ante el silencio de su padre, continúa:

-          Ya sé, papá. Me siento como un pastel. Los dos os lo queréis comer. Por eso, yo pienso de que lo mejor es partirlo por la mitad, y así cada uno se come lo mismo.

Mauro hace otra mueca como haciendo que piensa con la cabeza, y la mueve de un lado al otro y termina diciendo:

-          Pues cuando estoy contigo es como si me dieran un trocito pequeño de pastel. Y cuando estoy con mamá, es como si me dieran un trozo tan grande pastel, que me canso y no me lo como entero.

El papá le pregunta a Mauro:

-          ¿A qué te refieres, Mauro? No te entiendo.

Y Mauro sentencia finalmente:

-          Si yo soy como un pastel, podéis compartir la mitad del pastel, como dice la profe Trini, que nos enseña que es bueno compartir con los demás lo que uno tiene.

-          Y así podemos hacer como mi amigo Carlos: una semana me quedo contigo y otra semana, me quedo con mamá.

-          Porque yo quiero a unos papás como los de Carlos, que nunca se enfadan, y no como tú y mamá, que os enfadáis todo el tiempo.

En ése momento suena el teléfono del papá y Mauro escucha muy bajito a su mamá decir a su papá: Javier, ¿Dónde está el niño? ¡Que ya son las ocho y cuarto! Te recuerdo que debes devolverlo a las ocho. Si esto sigue así…….

Mauro ya no escucha la voz de su madre, porque se ha ido a la entrada por su mochila y su abrigo. Con mirada triste, se queda esperando a su papá en la puerta de la casa, para que lo lleve a casa de mamá, cuando termine de hablar por teléfono.

Pero Mauro, lo que quiere, es quedarse a dormir con su papá, y escuchar ése cuento nuevo que le ha comprado su papá, los gatos artistas.

Pero él ya sabe, que no podrá escuchar el cuento, hasta el finde que le toca poder dormir en la casa de papá, como una y otra vez le dice su mamá.

Mientras tanto, aparece el padre de Mauro con la chaqueta puesta y la bufanda. Le pone el abrigo a Mauro, ambos en silencio. Le anuda la bufanda, coge la mochila y ambos salen de casa de papá, con prisas, porque no quieren que mamá se enfade con ellos, por llegar tarde.

La casa de papá se queda vacía y oscura.

Y el cuento de los gatos artistas, yace encima de la cama, a la espera del próximo finde juntos.

Para Mauro de siete años.

Febrero de 2018.-

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