viernes, 6 de enero de 2017

Comunicado de GenMad sobre los ataques a la libertad de expresión del Magistrado Salas del Tribunal Supremo


COMUNICADO DE GENMAD 

En estos días, se está librando una batalla campal en redes sociales y medios de comunicación entre los defensores y detractores de las declaraciones hechas en Twitter por parte del Magistrado del TS, D. Antonio Salas Carceller.
Por diferentes medios y desde el propio sistema sociopolítico, se está intentando silenciar su opinión porque no casa con la tónica general.
Entre sus opiniones publicadas están que "Hay también maltratadoras, yo he sabido de algunas que maltrataban a sus maridos. Hay mucha cifra negra porque el hombre no denuncia" o que "La desigualdad radica en la fuerza. ¿Por qué en el colegio el grandullón siempre ha abusado del menos fuerte? ¿También es machismo?", o la que ha generado mayor polémica que "gran parte de la desigualdad radica en la fuerza física. Si la mujer fuera más fuerte que el hombre, tal vez el problema fuera al revés".
Bien, lo primero que me gustaría saber es por qué estas opiniones han generado tanto malestar. Es cierto que también hay mujeres que infligen violencia a sus parejas, a sus hijos, a la tercera edad; son mujeres maltratadoras. ¿En menor medida que el hombre? Depende de a quién maltraten. La mujer es violenta y adapta la expresión violenta, como cualquier persona. Por ejemplo, es violenta físicamente con los hijos o con la tercera edad, pues tiene mayor fuerza física con respecto a ellos. Mientras que con el hombre atiende a una violencia psicológica o indirecta (envenenamiento) ya que en cuestión de fuerza física es superada por el hombre.
¿Qué nos dice eso? 
Que cualquier persona, sea hombre o mujer, sabe cómo hacer uso de la violencia y adaptarla en función de las habilidades y de las limitaciones. Afirmar que la desigualdad física es un factor para que se expresa la violencia no es ninguna falacia, es una realidad y como verdad no implica que se niegue la existencia de otros factores como lo son el machismo, la nula gestión de las emociones, los problemas familiares, personales, sociales, comunitarios, laborales, etc. La violencia contra la mujer atiende a múltiples factores y no es única y exclusivamente por una cuestión de género.
Es más, es un grave error denominarla violencia de género. Para evitar las ambigüedades habituales en los usos mediáticos creo necesario poner énfasis en la conexión entre género y violencia, ya que se tiende a confundir esos aspectos:

- Violencia de género (asociada a la discriminación genérica): minorías sexuales.

- Violencia masculina (asociada al maltrato de las mujeres): violencia doméstica y feminicidio.

- Violencia sexual (asociada al uso de la coerción en la práctica de la sexualidad): delitos sexuales.

- Violencia simbólica (asociada al uso de estereotipos sexuales en la estigmatización de ciertos grupos): la moda.

Por ello, el maltrato de una mujer por parte de su (ex) pareja, reducirlo a violencia de género (violencia por el hecho de ser mujer), es negar la posibilidad de la multicausalidad y por ende negar múltiples factores [1].
Personalmente creo que es un error y muy dañino esa distinción entre femenino y masculino, dando a entender que la solución pasa por feminizar la situación, y que a su vez hace entender que lo masculino es un error, ha sido una lacra.

Es muy habitual y paradójico hoy en día diferenciar entre masculino y femenino cuando a la vez las personas buscan una igualdad utópica[*]. Es más, se tienden a confundir conceptos y a hacer equiparaciones erróneas y peyorativas como que todo lo masculino es machista (adquiriendo lo masculino un aspecto negativo) y todo lo femenino es feminista (adquiriendo lo femenino un aspecto positivo). Esa dualidad tan marcada es la que está dividiendo a la sociedad. Cuando realmente lo masculino y lo femenino ni entienden de ideologías ni de políticas, ni tienen valor positivo o negativo, pues ambos forman parte de cada ser humano.

Sinceramente, el ataque a Antonio Salas demuestra que de la libertad de expresión estamos haciendo una censura moral. Evidencia cómo hay violencias de primera y violencias de segunda y cómo el sistema visibiliza una única violencia, de la cual obtiene rédito, e invisibilizan las otras.
Si a alguien le interesa ayudarnos, podéis hacer un pequeño escrito, sencillo y respetuoso, de apoyo a la libertad de expresión de D. Antonio Salas Carceller, pidiendo al CGPJ que se pronuncie en este sentido.

Os adjunto enlace donde podéis presentar el escrito.


[*] Por igualdad utópica me refiero a esa idea que consiste en eliminar cualquier diferencia. Idea extendida y que equivocadamente equiparan diferencia con desigualdad cuando no son lo mismo. La diferencia denota particularidad, distinción o variedad; mientras que la desigualdad denota una relación de falta de igualdad, es decir, principio que evidencia la no equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones.
Que toda desigualdad implique diferencia no quiere decir que toda diferencia implique desigualdad.


GenMad Madrid Enero 2017

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